JUAN ANTONIO BLAY.- Queda poco más de mes y medio para que el Boletín Oficial del Estado (BOE) publique el decreto de disolución de la VIII legislatura y convoque las elecciones generales para el 9 de marzo de 2008 y en el Partido Popular de la Comunitat Valenciana nadie sabe nada sobre la composición de las candidaturas que el partido presentará en las tres circunscripciones. La excusa de que «ahora no toca» es una majadería que se esgrime únicamente cuando las cosas no están claras, existe indefinición o hay una pelea entre las distintas familias internas por colocar a los respectivos correligionarios. No es cosa menor, ya que es un axioma el hecho de que la Comunitat Valenciana es uno de los territorios clave para que Rajoy opte a ganar; junto con Madrid es su granero de votos mientras que las urnas no demuestren lo contrario. De modo y manera que, ante este estado de cosas el silencio del presidente Camps se torna cada vez más incómodo, incluso para sus más acérrimos seguidores. Los que consideraban que hasta ahora era una actitud calculada empiezan a dudar de esa estrategia para dar como creíble aquella que señala que no sabe por dónde tirar.De cualquier manera, hay un hecho seguro: la gran revolución que se va a producir en las listas de las tres circunscripciones. De las 19 personas que lograron su acta de diputado por el PP (17 electos en primera instancia y dos más que han sustituido a dos que dimitieron, Juan Costa, por Castelló, e Íñigo Herrera, por Alicante) a día de hoy sólo tres tienen garantizada la renovación: Federico Trillo, por Alicante, y José María Michavila e Ignacio Gil Lázaro, por Valencia. El resto está bailando, algunos más que menos, por lo que hay más de una docena de candidatos a ser candidatos a diputado. En Castelló no es seguro que Juan Costa encabece la lista -«me gustaría, pero tampoco me importa demasiado», ha dicho en conversaciones privadas-, mientras que Miguel Borrachina, uno de los diputados más activos, hace intentos desesperados por hacerse querer de quienes deben decidir. Sobre la desaparición de Fernando Castelló no duda ya ni su propia sombra y José Ramón Calpe ya se ha colocado en la alcaldía de Borriana. Así es que de cuatro es muy posible que no repita ninguno, a lo sumo Barrachina.En Valencia, más de lo mismo: de los ocho diputados actuales sólo Michavila y Gil Lázaro están seguros de repetir. Aparte de Eduardo Zaplana, que fue cabeza de lista; Susana Camarero, Asunción Oltra, zaplanistas; Àngels Ramón-Llin, concejala en Valencia, y Joaquín Calomarde, peculiar tránsfuga, están ya fuera y apenas queda la incógnita de Vicente Martínez-Pujalte, a quien los campsistas del PP valenciano no lo quieren en la lista. Así pues, al menos hay seis vacantes. El panorama en Alicante es todavía más confuso: salvo Trillo, que intentará salvar a su chico, Miguel Campoy, todo son interrogantes: los zaplanistas pretenden salvar a Montesinos como cuota mínima, mientras que Vicente Murcia Barceló y Enrique Seller están a expensas de la rosa de los vientos y Amparo Ferrando cuenta con quedarse en Alcoi tras la fiesta de fin de año. Así es que hay entre cuatro y cinco huecos pendientes de ocupación. En el Senado, de las nueve actas actuales sólo Pedro Agramunt sabe que repetirá; Chiquillo, voluntarioso, anda trabajándose el escaño futuro y del resto nadie sabe nada, ni siquiera Gabriel Elorriaga, cuyo respaldo es, ¡lo que son las cosas!, su hijo. Así pues, otros seis o siete huecos más.
Fuente: Levante (El Mercantil Valenciano)
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